Felipe VI realiza la revisión anual como piloto de helicópteros

Acudió al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial, en la base de Torrejón, para someterse al reconocimiento médico que se exige al personal de vuelo

Felipe VI, en el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial.
Felipe VI, en el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial.
  1. Piloto de helicópteros
  2. Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial
  3. Resultados “estrictamente confidenciales”
  4. Aptitud médica
  5. Reducción del campo visual, artritis...
  6. El rey, a los mandos de helicópteros
Felipe VI en la cabina de un helicóptero "Superpuma" del Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, en la Base Aérea de Gando (Gran Canaria).
Felipe VI en la cabina de un helicóptero "Superpuma" del Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, en la Base Aérea de Gando (Gran Canaria).

Felipe VI es capitán general del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire por el hecho de ser rey. Pero ostentar el mando supremo de las Fuerzas Armadas no evita que tenga que someterse a ciertas pruebas periódicas para mantener la capacitación de algunas capacidades militares.

Don Felipe estudió en Academia General del Aire de San Javier (como en la de Zaragoza, de Tierra, y en la de Marín, de la Armada), y en 1989 recibió el despacho de teniente del Arma de Aviación. La princesa Leonor también se formará en esta academia del Ejército del Aire, después de pasar por las del Ejército de Tierra y la Armada.

Piloto de helicópteros

Tras dejar las academias militares, el entonces príncipe de Asturias mantuvo una formación periódica que le permitió conseguir el título de piloto de helicópteros, con aptitud para el vuelo instrumental en el 402 Escuadrón de las Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire. Es la unidad que dispone de los helicópteros en los que viajan las autoridades del Estado, también el rey y los miembros de la Familia Real.

El rey también está en posesión de las alas de piloto de helicópteros del Ejército de Tierra y de la Armada.

Además, es piloto de cazas, y ha llegado a ponerse a los mandos de un Eurofighter, por ejemplo.

Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial

Para poder ponerse a los mandos de un helicóptero, el rey Felipe, como cualquier piloto, tiene que someterse a unas pruebas periódicas para certificar que mantiene las condiciones psicofísicas requeridas para ello.

Hace algo más de un mes, en mayo, el jefe del Estado acudió al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA), que está ubicado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).

No fue una visita oficial, y por tanto no estaba anunciada en la agenda oficial que la Casa del Rey difunde con las actividades públicas de los miembros de la Familia Real.

Don Felipe ni siquiera acudió de uniforme, como hace siempre que visita de manera oficial un acuartelamiento de las Fuerzas Armadas. En su visita al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA), vistió una americana en tono marrón sobre camisa de azul con rayas blancas, y unos pantalones vaqueros.

 

El rey se fotografió a la entrada del centro con el personal civil y militar (principalmente, del Ejército del Aire y del Cuerpo Militar de Sanidad), y con la directora, la coronel médico María Rosa García Toledano, especializada en Oftalmología.

Resultados “estrictamente confidenciales”

Aunque no se especifica concretamente que la visita fuera para eso, lo cierto es que Felipe VI acude todos los años en primavera, entre los meses de abril y mayo, al Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA).

Es una visita discreta, que no aparece en la agenda oficial porque se trata de una gestión personal del rey. Así sucedió en 2019, en 2021 y en 2022, años en los que este centro dependiente de la Dirección de Sanidad del Ejército del Aire publicó en su web fotos de la visita de don Felipe.

En años anteriores, fuentes conocedoras de estas visitas del rey explicaron a ECD que todos los pilotos de las Fuerzas Armadas deben pasar anualmente un reconocimiento médico-aeronáutico que acredite que reúnen las condiciones psicofísicas adecuadas para el ejercicio de su licencia o actividad aeronáutica.

Por ello, don Felipe acude anualmente a pasar el reconocimiento médico para certificar que mantiene esas condiciones para pilotar helicópteros militares.

Desde el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial indicaron en su día a ECD que los resultados del reconocimiento médico de Felipe VI “son estrictamente confidenciales”.

Aptitud médica

En el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial se realizan reconocimientos médicos a personal de vuelo (pilotos y tripulantes aéreos) y a personal con responsabilidad en vuelo (controladores y pilotos de aeronaves no tripuladas o drones), tanto en el ámbito militar como en el civil.

En el ámbito militar, estos reconocimientos se regulan por la Orden Ministerial 23/2011, de 27 de abril, por la que se aprueban las normas para la valoración de la aptitud médica del personal de las Fuerzas Armadas con responsabilidad de vuelo.

En esa norma se contempla el reconocimiento médico periódico, que “tiene por objeto comprobar que se mantiene el grado de aptitud médica correspondiente al grupo y actividad aeronáutica de la persona examinada”.

Se realiza con distinta periodicidad. El reconocimiento anual se suele “efectuar con carácter general en la fecha de nacimiento, pudiendo realizarse durante los 45 días previos a la misma, en una Unidad de Reconocimientos Médico Aeronáuticos. Si el reconocimiento médico correspondiera en una fecha en la que previsiblemente dicho personal de vuelo vaya a estar realizando maniobras, destacamentos, comisiones etc., fuera del territorio nacional, debería efectuar un reconocimiento médicoaeronáutico en el mes previo al inicio de dicha actividad”.

Además, cada tres años los pilotos deben realizar estas pruebas en la Unidad de Reconocimientos Médico Aeronáuticos del Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial.

A efectos de aptitud médica, la orden clasifica al personal en varios grupos. Felipe VI entraría en el Grupo I: “El personal de las FAS que realice funciones de pilotaje a bordo de aeronaves de cualquier tipo, como caza, transporte o helicópteros”.

En la web del Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial se explica que “los reconocimientos médicos tienen una validez de un año y con carácter general se realizarán coincidiendo con la fecha de cumpleaños, pudiendo efectuarse en los 45 días previos a la fecha de caducidad”. En este caso, parece que el rey pasa estas pruebas cada año en torno a los meses de abril y mayo, meses después de su cumpleaños, que es el 30 de enero.

“Los reconocimientos médicos del personal de vuelo pretenden asegurar que el piloto, tripulante o controlador posee las aptitudes psicofísicas adecuadas para el desempeño de la función que le corresponde en virtud del grupo a que pertenece y la misión asignada”, informa asimismo el CIMA.

Reducción del campo visual, artritis...

El reconocimiento médico incluye una serie de pruebas para comprobar que el piloto, en este caso el rey Felipe, no sufre ninguna disminución en sus capacidades físicas que le impida ponerse a los mandos de un avión o de un helicóptero.

Hay una serie de afecciones que suponen que un piloto no sea “apto” en el reconocimiento periódico. Por ejemplo, las alteraciones de la tensión intraocular, la reducción del campo visual, defectos en la función visual binocular... son afecciones de la vista que pueden suponer que el piloto no pase el reconocimiento.

También la artritis y la periartritis postraumáticas que produzcanlimitación de mas del 15% de la movilidad articular suponen causa para ser declarado “no apto”, en el caso de los pilotos de caza, si supera el 10%; lo mismo ocurre con las rigideces y anquilosis que produzcan una limitación de la movilidad articular superior al 15%.

La hipertensión arterial que produzca repercusión orgánica, se asocie a otros factores de riesgo o no se normalice con tratamiento dietético y/o farmacológico adecuado es otra causa de exclusión.

El rey, a los mandos de helicópteros

A Felipe VI se le ha visto en más de una ocasión pilotar helicópteros. Ya siendo rey, en 2015, acudió a presenciar un ejercicio de la Brigada de Sanidad del Ejército de Tierra, en Zaragoza. A la vuelta, se puso a los mandos del helicóptero Superpuma en el que viajaba con su equipo, y lo pilotó hasta el helipuerto del Complejo de La Zarzuela.

En 2017 visitó en la base aérea de Gando (Gran Canaria) el Grupo 82 de Fuerzas Aéreas, integrado en el Ala 46 del Ejército del Aire. Allí se embarcó -no como pasajero, sino en la cabina de pilotos- en un helicóptero para visitar el Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 21, en el Acuartelamiento Aéreo “Pozo de las Nieves”.

Siendo príncipe de Asturias, en 2008, visitó la base de Almagro (Ciudad Real) donde se ubica el Batallón de Helicópteros de Ataque I (BHELA I) de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET). En esa visita hizo de copiloto en un vuelo con un helicóptero Tigre.

Y también ha pilotado helicópteros de la Armada. Por ejemplo, lo hizo en la base naval de Rota: embarcó en un helicóptero SH-60 para desplazarse hasta la fragata ‘Navarra’.

El padre del rey, Juan Carlos I, también es piloto de helicópteros e igualmente, hasta una edad avanzada, pilotó este tipo de aeronaves en visitas a bases militares.

Felipe VI, junto a un helicóptero del 402 Escuadrón del Aire, en la base de las FAMET (Foto: Casa del Rey).
Felipe VI, junto a un helicóptero del 402 Escuadrón del Aire, en la base de las FAMET (Foto: Casa del Rey).

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