La diadema de aro de la princesa Irene formará parte de la Casa Real griega, no de la española
En una ocasión la lució la infanta Elena pero no parece que vayan a utilizarla la reina Letizia o alguna de sus hijas
Es tradición que las joyas que adquieren las reinas durante su reinado en el futuro pasen a formar parte de la colección de los herederos y de la familia real.
En este caso, hablamos de la diadema de aro que pertenece a la princesa Irene de Grecia, hermana de la reina Sofía y del rey Constantino, recientemente fallecido. “Es una pieza muy valiosa para Irene de Grecia”, confirman las fuentes consultadas por MC.
Irene empezó a utilizarla tras cumplir la mayoría de edad, en los años sesenta, aunque entonces parecía preferir la tiara-collar de perlas y brillantes de su madre para coronarse durante las ceremonias de alto copete.
Sofía de Prusia
Se trata de una discreta diadema del siglo XIX, formada por una circunferencia central y siete tres cuartos de circunferencia, o letras C, decrecientes a cada lado del elemento principal que se van achatando hasta extinguirse.
Originalmente estaba formada por cuatro tres cuartos de circunferencia y de la circunferencia central colgaba un diamante en forma de lágrima.
La primera en utilizar esta alhaja fue Sofía de Prusia, reina consorte y abuela paterna de Irene. A quien se la había regalado el rey Humberto I de Italia cuando se casó con Constantino I de Grecia en 1889.
La princesa Catalina de Grecia, hija pequeña del matrimonio, también fue retratada con ella cuando los reyes helenos habían fallecido, por lo que se desconoce si la heredó ella y después se la vendió al rey Pablo I, o si el padre de Irene resultó el beneficiario y se la prestó durante décadas a su hermana.
La lució la infanta Elena
La diadema apareció por ejemplo en abril de 1986, durante una merienda ofrecida por los reyes Juan Carlos y Sofía a Isabel II de Inglaterra y el duque de Edimburgo, en la Embajada de España en Londres, a la que se unieron las infantas Elena y Cristina y la princesa Irene por sorpresa.
El acto era broche de oro a la visita de Estado de los reyes de España, y allí se pudo ver a la infanta Elena portando la tiara, previo préstamo de su tía. “La princesa Irene no ha sido un miembro muy público, pero esa tiara tiene un valor sentimental muy importante para ella”, apuntan las fuentes citadas.
Vida en La Zarzuela
Aunque no se conocen muchos detalles de su vida, ni del día a día, doña Irene convive desde hace años en Zarzuela con su hermana, doña Sofía.
Es vegana, solidaria, melómana, toca el piano, practica la meditación, no comparte la pasión de doña Sofía por los modelos de alta costura, y por eso en alguna ocasión le ha tomado alguno prestado. Tampoco se ocupa en adornarse con grandes joyas ni se deja ver en los fastos de las familias reales, aunque sí estuvo presente, por ejemplo, en el almuerzo con motivo delo 60 cumpleaños de la infanta Elena.
Exilio
A pesar de su precipitada salida de Atenas hacia el exilio, a finales de 1967, Constantino y Ana María pudieron recuperar posteriormente, por sentencia de los tribunales, su colección privada de joyas, provenientes de las dotes de las reinas griegas, que habían ido pasando de generación en generación.
Tanto Ana María como su hija, Alexia, y sus nietas y nueras, han podido lucir, durante todos estos años, las impresionantes tiaras que componen su colección. Irene, por su parte, conserva la diadema de aro.
Patrimonio griego, no español
Aunque lo haya lucido en una ocasión un miembro de la familia real española, como ocurrió con la infanta Elena, la joya no pasará a la reina Letizia, ni a una de sus hijas. “No veremos a la reina Letizia portándola, ni a Leonor ”.
Según ha podido conocer Monarquía Confidencial, esta joya forma parte del patrimonio de la casa real griega, y en concreto en su día pasará a estar a disposición del heredero del trono y cabeza de la familia real, Pablo de Grecia.
