Este 22 de mayo celebran el décimo aniversario de boda

Los príncipes no imaginaron cuando contrajeron matrimonio que iban a encontrar tantos problemas

“Felipe y Letizia. La conquista del trono”, libro de José Apezarena, revela cómo han vivido estos años. Lo mejor: el nacimiento de las infantas. Lo peor: el caso Urdangarín

A la izquierda, los príncipes, en el anuncio de su compromiso. A la derecha, la portada del nuevo libro de José Apezarena.
A la izquierda, los príncipes, en el anuncio de su compromiso. A la derecha, la portada del nuevo libro de José Apezarena.

Los príncipes de Asturias celebrarán el jueves, 22 de mayo, el décimo aniversario de boda. Unos años que han sido bastante más complicados de lo que ellos imaginaron cuando contrajeron matrimonio, según revela el libro “Felipe y Letizia. La conquista del trono”, que acaba de publicar José Apezarena en La Esfera de los Libros.


Apezarena, biógrafo de Felipe de Borbón, uno de los más conocidos expertos en la familia real española y en asuntos de la monarquía, ha escrito un documentado libro que desvela las dificultades que han tenido que afrontar los príncipes en estos diez años desde que contrajeron matrimonio en Madrid, en los que lo mejor ha sido el nacimiento de sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, y lo peor el estallido del caso Urdangarín, que tanto daño está causando a la imagen de la corona. Pero éste no ha sido el único problema que han debido afrontar.

Marcaje a Letizia desde el primer día

Tal como relata el libro, uno de los aspectos difíciles que han tenido que sobrellevar los príncipes de Asturias es el marcaje sobre Letizia prácticamente desde el principio, comenzando con las críticas a aquel primer comentario suyo cuando fue presentada oficialmente como prometida de Felipe; un “¡Déjame hablar!” espontáneo que muchos siguen sin olvidar. En La Zarzuela se quejan: “No le perdonan nada”.

El mismo 1 de noviembre de 2003, cuando la abuela Menchu del Valle vio la noticia del compromiso de su nieta, exclamó: “¡Ay, pobre! Van a hacerla picadillo”. Desde entonces, no se ha librado de las críticas, de todo tipo y por cualquier causa. Aumentadas en lo personal porque Letizia se empeña en leer y seguir todo lo que publica sobre ella.

Últimamente han sido más intensas a propósito de las ‘salidas’ que ha protagonizado la princesa con sus amigas y con la asistencia a algunos conciertos, y también por su voluntad de mantener un espacio propio, de cierta intimidad, al margen de las ocupaciones oficiales.

Un aprobado alto

Las salidas por libre se visualizaron sobre todo alrededor de mayo de 2013, cuando Letizia atravesó un momento de especial dificultad coincidiendo precisamente con las informaciones más escandalosas sobre el caso Urdangarín.

Se publicaron muchas críticas, se habló de que el príncipe estaba enfadado, y, tal como relata el libro, al final de ese verano en La Zarzuela se decidió hablar con la princesa sobre las ‘salidas’. Así se hizo, y ella rectificó en gran medida.

A pesar de los marcajes, y de que ha cometido errores, ninguno de entidad, el balance del libro sobre el comportamiento y ejecutoria de Letizia en estos diez años como princesa es de aprobado alto, como mínimo.

 

Los famosos ‘altibajos’ matrimoniales

En estos diez años, Felipe y Letizia no se han visto libres de comentarios sobre problemas en la pareja, que circularon más intensamente antes del verano de 2003, a propósito de las ‘salidas’ de ella.

La tensión se disparó cuando, en julio, el diario ABC habló de “rumores de crisis”, por algunas escapadas en solitario tanto de Felipe como de Letizia, comentarios que se dispararon cuando la princesa abandonó las vacaciones en Palma tres días antes que su marido y en solitario, sin las niñas.

Días después, el mismo periódico afirmaba que no existía crisis, y que, por el contrario, los príncipes seguían “compartiendo un proyecto de vida en común y en familia”. Insistía en que Felipe está “enamorado”.

Algunos medios llegaron a hablar de posible divorcio. La situación se complicó cuando, en enero de 2014, otro diario adjudicó a La Zarzuela la afirmación de que en el matrimonio “solo” había “altibajos”, lo que desató una avalancha de comentarios.

Los príncipes trataron de desmentir los rumores multiplicando a partir de entonces las salidas juntos en pareja por Madrid. Según revela el libro, personas que frecuentan a Felipe y Letizia, que acuden con frecuencia a su casa, observando su comportamiento en la intimidad, descartan que exista un problema entre ellos: “Se notaría. Tendrían que ser unos actores consumados para fingir que no lo hay”.

Cómo educar a una reina

Leonor y Sofía constituyen uno de los más importantes motivos de felicidad para los príncipes. Letizia se ha dedicado desde el principio a sus hijas, a las que busca educar con firmeza y a la vez con cariño. Un detalle menor: no les deja tomar chuches. Para ella, son su ocupación más importante.

No obstante, la formación de las niñas, pero sobre todo de la infanta Leonor, es un cometido que ha asumido directamente la propia Zarzuela, porque se trata de la futura princesa de Asturias y en su día reina de España. Hasta ahora se ha procurado, en lo posible, proporcionarles una existencia ‘normal’, pero eso acabará más pronto que tarde.

Uno de los capítulos que falta por concretar se refiere a la formación militar de la futura princesa, como se hizo con su padre, atendiendo a que la Constitución otorga al jefe del Estado la condición de jefe supremo de las fuerzas armadas.

Urdangarín, culpable

El caso Urdangarín provocó, en un primer momento, que Felipe y Letizia redujeran sus apariciones públicas. Desde entonces, ambos, con ayuda de La Zarzuela, se han esmerado en desmarcarse de los duques de Palma, con los que desde entonces no han sido fotografiados. Incluso recurriendo a pequeños trucos para evitarlo, como relata el libro.

El príncipe se muestra indignado con el comportamiento de su yerno, lo considera “una traición”. En alguna ocasión ha comentado: “Hay un culpable con nombre y apellidos: Iñaki Urdangarín”. Por eso han partido de él algunas de las medidas de alejamiento, como el borrado de su perfil en la web de La Zarzuela.

Felipe de Borbón es consciente del daño que el escándalo está causando a la imagen de la institución, que atraviesa uno de los peores momentos en cuanto a resultado de las encuestas, también por el suceso de la cacería de don Juan Carlos en Botsuana.

Felipe, rey en funciones

La suma de episodios de salud sufridos por don Juan Carlos estos últimos tiempos, que lo han dejado fuera de juego largas temporadas, son otras circunstancia negativa con la que no contaban Felipe y Letizia cuando contrajeron matrimonio hace diez años. Y han tenido que dar un paso al frente en tareas de representación, con lo que se han visto sometidos a una especie de examen general, del que están saliendo airosos.

El príncipe ha tenido que ocupar en muchos momentos el lugar de su padre, algo que, sin embargo le está sirviendo de inestimable rodaje, y que le ha colocado en primera línea ante los españoles, en una especie de ‘prueba’ de la que no ha salido mal parado.

Letizia ha estado a su lado durante esta época, también como consejera. Algo ha tenido que ver ella en la evidente mejora del príncipe como orador, visualizado últimamente en dos destacados discursos. Uno, en septiembre de 2013, cuando habló ante el COI para defender la candidatura de Madrid 2020; el otro, en la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Dos intervenciones que han ‘sorprendido’ y han permitido que los españoles ‘descubran’ un poco más a Felipe.

Los últimos desafíos, como el tener que presidir la Fiesta Nacional, han avalado la solidez y capacidad del príncipe para ocupar un día el trono sin incertidumbres ni riesgos, algo en lo que coinciden muchos de los principales protagonistas del país. 

Y también las encuestas, que le colocan como la persona más valorada de la familia real, con una aprobación por encima del 70 por ciento. Tal como publica el libro, una persona del entorno de La Zarzuela afirma: “De esa familia, el mejor de todos es el príncipe”.


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