Los reyes acercan posturas con Marruecos en la Feria Internacional de Turismo

Felipe VI y Letizia asistían a la inauguración de la Feria Internacional del Turismo en Ifema para saludar y conocer todas las novedades tecnológicas y turísticas que España, países asiáticos e iberoamericanos ofrecían en sus respectivos stands. 

Tras unos minutos de retraso, los reyes comenzaban su visita saludando a los representantes de Comunidades como Madrid, Galicia y Canarias - que ofrecía espacios individuales de cada isla - y ha sido el momento en el que Felipe ha dirigido a Letizia hacia el espacio de La Palma donde se han parado durante varios minutos para conocer el estado actual en la que se encuentran los palmeros. La consejera de Turismo, Yaiza Castilla, es quien les ha recibido para expresarles los deseos de recuperación del turismo en la Isla Bonita y en el resto del archipiélago ante el impacto del volcán y de la pandemia.

Marruecos, gran aliado 

Tras nueve meses de crisis y tras las palabras del rey en el pasado acto de recepción de embajadores; Rabat quedó satisfecho esperando un paso en firme de Felipe. Fitur, y en concreto el stand de Marruecos ha sido el lugar donde ha surgido una cumbre representativa entre el rey y el representante del país. Ambos se han saludado mientras el resto de asistentes observaba el momento y gritaba “¡Viva el rey!”. 

Díaz Ayuso y Almeida, escoltas de los reyes 

Monarquía Confidencial se ha trasladado hasta Ifema para conocer de primera mano el itinerario que seguirían los reyes. Hasta allí también se han desplazado, el alcalde de Madrid,  José Luis Martínez Almeida y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Los dos con rostro sonriente y cercano con los presentes, hacían presagiar una buena sintonía entre ambos, pero la realidad es que no han mediado palabra durante el recorrido. Solo se han limitado a seguir los pasos de Felipe y Letizia. 

Finalmente, República Dominicana, el país invitado este año, ha sido el encargado de clausurar la visita de los reyes con un baile típico en el que ninguno de los dos se ha animado a seguir.