La sucesión de Pepe Botella

Celebrándose este año de 2008 el II centenario del comienzo de la Guerra de la Independencia creemos que puede resultar de interés para nuestros lectores aclarar quién sería el Rey de España de haber arraigado en nuestra patria la Dinastía de José Bonaparte, el Rey intruso e ilegítimo al que, no obstante, prestó acatamiento un considerable número de españoles que le sirvieron fielmente en el ejército, la administración y la diplomacia. El Título II del Estatuto de Bayona de 1808, carta constitucional promulgada “en nombre de Dios Todopoderoso”, por “don José Napoleón, por la gracia de Dios, rey de España y de las Indias”, en su artículo 2, decía literalmente: “La Corona de las Españas y de las Indias será hereditaria en nuestra descendencia directa, natural y legítima de varón, por orden de primogenitura, y con exclusión perpetua de las hembras”.

Teniendo en cuenta que José sólo tuvo dos hijas, esta primera parte de lo dispuesto no puede aplicarse a su sucesión, por lo que debemos seguir leyendo la norma: “En defecto de nuestra descendencia masculina natural y legítima, la Corona de España y de las Indias volverá a nuestro muy caro y muy amado hermano Napoleón, emperador de los franceses y rey de Italia, y a sus herederos y descendientes varones, naturales y legítimos o adoptivos.

Puesto que Napoleón I no tuvo más que un hijo varón legítimo, el Rey de Roma, y éste murió a su vez sin descendencia legítima, hemos de ver el resto de lo previsto: “En defecto de la descendencia masculina, natural y legítima o de dicho nuestro muy caro y muy amado hermano Napoleón, pasará la Corona a los descendientes varones, naturales y legítimos del príncipe Luis Napoleón, rey de Holanda.

De esta línea descendía, al menos oficialmente, el Emperador Napoleón III, que no tuvo más hijo legítimo que el Heredero, Luis, muerto en Zululandia sin descendencia legítima, por lo que ha de seguirse la pesquisa genealógica en el siguiente párrafo del artículo 2 del Estatuto: “En efecto de descendencia masculina, natural y legítima del príncipe Luis Napoleón, a los descendientes varones, naturales y legítimos del príncipe Jerónimo Napoleón, rey de Westfalia. En la actualidad, el primogénito de esta rama es el Príncipe Charles Napoleón, hijo del anterior Jefe de la Casa Imperial francesa, el difunto Príncipe Luis Napoleón, el cual lo declaró desheredado de sus derechos dinásticos por haber contraído matrimonio sin la aprobación necesaria de su padre. Pese a ello, el hijo único varón del Príncipe Charles, Jean-Christophe Napoleón, nacido en 1986 de su primer matrimonio con una Borbón de las Dos Sicilias, que podría reclamar la Jefatura de la Casa en virtud de lo dispuesto por su abuelo, no lo ha hecho, por lo que entre padre e hijo parece haber acuerdo para no disputar la posición representativa de los Bonaparte. Siendo así, ¿a quién corresponde la herencia de José en España? Creemos que el único candidato posible sería el hermano varón de Charles, el Príncipe Jérôme, nacido en 1957, que es soltero, y, por tanto, sin descendencia legítima en la actualidad, y no habiendo más varones en la Dinastía que los ya reseñados, cabe preguntarse ¿quién le sucedería? El Estatuto de Bayona señala finalmente: “En defecto de éstos, al hijo primogénito, nacido antes de la muerte del último rey, de la hija primogénita entre los que tengan hijos varones y a su descendencia masculina, natural y legítima; y en caso que el último rey no hubiese dejado hija que tenga hijo varón, a aquel que haya sido designado por su testamento, ya sea entre sus parientes más cercanos, o ya entre aquellos que haya creído más dignos de gobernar a los españoles.

Esta designación del rey se presentará a las Cortes para su aprobación.

Resumiendo, para los que admitan la legitimidad de la renuncia de Carlos IV en Napoleón y la cesión de la Corona de España por parte del Emperador de los franceses a su hermano José, el Rey de España debería ser el Príncipe Jérôme Napoleón y, cuando éste dejase vacante su dignidad, había que estudiar la situación que en ese momento se diese en la Dinastía Bonaparte, sabiendo que el artículo 3 del Estauto de Bayona dice: “La Corona de las Españas y de las Indias no podrá reunirse nunca con otra en una misma persona”.

 
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