La sangre española de Alberto de Mónaco

Su Alteza Serenísima Alberto II, Príncipe soberano de Mónaco, nació el 14 de marzo de 1958, único varón de Raniero III y Gracia. Se le impusieron en el bautismo, que recibió amadrinado por la Reina Victoria Eugenia de España, los nombres de Alberto Alejandro Luis Pedro.

La personalidad del Príncipe y, sobre todo, su prolongada soltería, estado que ha conservado hasta sobrepasar el medio siglo, han despertado continuas especulaciones acerca de la sucesión de los Grimaldi. Los rumores de noviazgos con modelos, actrices y deportistas le acompañaron durante sus años como Marqués de Baux (uno de los títulos del Heredero de Mónaco), y, tras su subida al trono, Alberto II ha reconocido la paternidad de un hijo, Alexandre, habido con la azafata Nicole Coste, y una hija, Jazmin Grace Rotolo, hija nacida de sus relaciones con Tamara Rotolo, pero ninguno de ellos, de acuerdo a las normas dinásticas monegascas, podrá sucederle en el trono.

 La prometida de Alberto II, Charlene Wittstock, una ex nadadora deportiva a la que elevará a la condición de Alteza Serenísima, nació el 25 de enero de 1978, en Benoni, en la República Surafricana, en una familia que había emigrado a África desde Hamburgo tres generaciones antes. Su padre era editor y su madre buceadora de élite, por lo que Charlene se crió en ambientes deportivos, por lo que no es extraño que entre 1999 y 2004 se la relacionase sentimentalmente con el nadador sueco Lars Frolander (quien puede guardar un cierto parecido físico con el Príncipe), el jugador surafricano de rugby André Synman y el nadador británico Robin Francis.

Alberto, por su parte, compitió en las Olimpiadas de invierno entre 1988 y 2002. En España no se tiene gran simpatía a Alberto después de que se pronunciase de manera poco favorable a la celebración en nuestra patria de las Olimpiadas de 2012, alegando la inseguridad que, según él, se dejaba traslucir tras las acciones del terrorismo islámico sufridas en Madrid el 11 de marzo de 2003. Sin embargo, Alberto lleva una cantidad de sangre española en sus venas pues su abuela paterna Carlota, Duquesa de Valentinois, se casó con un aristócrata francés, el conde Pierre de Polignac, quien adoptó la denominación de Príncipe de Mónaco y el apellido Grimaldi. El flamante Príncipe era hijo del conde Maxence de Polignac (1857-1936) y de su esposa, una criolla mexicana de sangre hidalga, Susana de la Torre y Mier (1858-1913)[1]. Según datos publicados en El Diario Palentino, en 1957, por un lejano pariente de los Polignac, el canónigo Laureano Pérez Mier, Gregorio de Mier y Terán, bautizado en 1796 en la iglesia de San Salvador de Cantamuda –cabeza de la comarca de La Pernía (Palencia)–, hijo legítimo de Antonio de Mier y Antonia Alonso de Terán, contrajo matrimonio con María de Celis y Dosal, y la segunda de sus cuatro hijos, Luisa, se casó con Isidoro de la Torre, natural de El Puerto de Santa María, poseedor de una enorme fortuna en México y de cuyo matrimonio nació la antes mencionada Susana de la Torre, condesa de Polignac y madre del Príncipe Pierre de Mónaco. En las tierras palentinas se habla de una fugaz visita principesca para conocer sus raíces españolas, coincidiendo con alguna partida cinegética, similar a la visita que Grace hizo a los humildes andurriales irlandeses de donde proceden los Kelly que emigraron a Estados Unidos.

(Artículo extractado del libro de José Luis Sampedro Escolar Dinastías de Traición, La Esfera de los Libros, 2008)

[1] Un hermano de Susana, Ignacio, yerno de Porfirio Díaz, fue protagonista de un famoso escándalo en México, al ser detenido con otros 41 hombres en una redada homosexual, en 1901. Para evitar habladurías, su suegro tachó de la lista el nombre de Ignacio, el cuadragésimo segundo detenido, por lo que el número 41 ha terminado siendo en esa república una expresión que se presta a chistes de mal tono.

 
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