Un suspiro de alivio en La Zarzuela

Otros han hablado de las famosas 'alternativas del diablo', es decir, aquellas situaciones en las que toda salida es peligrosa sin remedio. Con lo que la perplejidad sobre cómo resolverlas se convierte en angustiosa.

La cuestión de la imputación de la infanta Cristina sometida a la Audiencia de Palma de Mallorca presentaba un poco de todo eso para La Zarzuela. De antemano se conocía que las dos posibilidades ofrecían riesgos graves. No había salida.

Si los magistrados decidían imputar, el horizonte penal de la hija del rey se convertía en pavoroso, con el paseíllo hacia los juzgados, la declaración ante el juez Castro e incluso la previsión de verla sentada en el banquillo. Muy mal asunto para la imagen y el futuro de la monarquía.

Pero, si la Audiencia fallaba que no existía fundamento y dejaba libre del todo a la infanta, inmediatamente, inmediatamente iban a surgir voces que acusarían de chanchullo, de presiones de La Zarzuela sobre los jueces, de trato discriminatorio por parte de la Justicia...

Esto último es lo que ha ocurrido. Una vez más se ha puesto en práctica el atavismo de que, si los jueces toman decisiones en la línea de lo que uno piensa o desea, entonces se les ensalza y elogia; y, si se pronuncian al contrario, se les descalifica y pone bajo sospecha. Parecería lógico pensar que la confianza en la justicia debería mantenerse coincidan o no sus veredictos con nuestra posición particular.

Tengo que decir que, siendo problemáticas las dos alternativas, la no imputación de la infanta Cristina ha quitado un gran peso de encima a la Casa Real. Imaginar a la hija del rey testificando como imputada, y en su caso siendo acusada, resultaba especialmente duro y dañino para el porvenir de la institución. Más que las consecuencias del clima de sospecha que no pocos están sembrando.

Porque, ateniéndonos a lo jurídico, lo que ha ocurrido es que se ha escuchado el veredicto de una sección de la Audiencia Provincial de Palma, por mayoría de dos magistrados sobre uno. Y a partir de un demoledor recurso del fiscal que desmontó uno por uno los catorce indicios recogidos por el juez Castro y que el propio instructor reconoció que ninguno de ellos justificaba la imputación. Si alguien tiene alguna sospecha sobre lo ocurrido, debería acreditarla. Y si no...

Aunque el auto de la audiencia no cierra del todo el horizonte judicial de la infanta, porque puede quedar algún resquicio, lo cierto es que el caso Nóos ha perdido mucho de su dramatismo. Sobre todo para La Zarzuela, donde ayer se escuchó un suspiro de alivio.

 
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