La coyuntura de una infanta de España

Mientras ha permanecido al margen de vicisitudes judiciales, ha podido pensar que bastaba con quedarse quieta y en silencio, con mantenerse en un segundo plano. Sin embargo, desde ayer la situación ha cambiado casi dramáticamente. Para ella y para otros muchos.

La infanta Cristina conoce bien el impacto que causa el ver a una infanta de España imputada por corrupción, al margen de que finalmente sea declarada o no culpable de algún delito. Y sabe el concreto daño que su situación actual causa a la imagen y buen nombre de la propia institución monárquica.

Si finalmente se consolida la imputación, posiblemente no tendrá más remedio que pensar si ella puede asumir el ser causa de daños, quizá irreparables, para todo lo que representa su familia, una familia real, encabezada por su padre, el rey Juan Carlos, y con una posibilidad de continuidad y futuro centrada en su hermano Felipe.

Y habrá de tomar un difícil decisión. ¡Ojalá que acierte!

 
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