Las cartas del rey

En primer lugar, porque se siente sinceramente preocupado por la deriva que vive el país. Por las protestas callejeras y, sobre todo, por la movilización nacionalista promovida en Cataluña. La gota que derramó el agua del vaso ha sido la gran manifestación de Barcelona.

La Constitución (artículo 56) establece que el monarca es símbolo de la unidad del Estado, arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones y asume la más alta representación del Estado.

Don Juan Carlos no quiere que un día pueda decirse que permaneció callado cuando ocurrían acontecimientos tan graves en España. Uno de ellos, insisto, el arreón nacionalista catalán. Por eso ha dejado oír su voz.

Pero también lo ha hecho porque ahora tiene al alcance de la mano un vehículo mucho más flexible, rápido y descomprometido, como es la página web.

Un escrito en la página oficial de La Zarzuela resulta mucho menos formal que otros procedimientos del pasado, del tipo de una declaración pública, una comparecencia en televisión o incluso unas declaraciones verbales.

Se ha inaugurado, pues, un nuevo canal de contacto del rey con los españoles, directo y sencillo, bastante más coloquial que los sistemas anteriores. Y, encima, más ajustado a los tiempos y tecnologías, típico de un monarca al que siempre han atraído las novedades técnicas.

Hay que apuntar, pues, que no va a ser la última vez que don Juan Carlos utilice el procedimiento de dirigirse al país de esa manera tan informal.