Cuando sea rey

En España, razonar sobre la monarquía ha conducido a no pocas melancolías. Es el caso de José María Pemán, nombre cuya sola mención despierta viejos atavismos en su contra. Lo melancólico es que, a la hora de reivindicar a Pemán, se han puesto en valor sus coplas a la andaluza y su teatro a lo divino, cuando no alguna novelita falta de cocción, mientras que su carácter como escritor político –como escritor monárquico, concretamente- se ha soslayado por completo. En realidad, las suyas son páginas impregnadas de olfato, intuición, sentido común y vocación de grandeza: en tiempos, aspiró a ser el Mauriac español. No pudo ser y sigue sin poder ser.

Sin establecer ninguna relación de causa o precedente, en las últimas décadas es Valentí Puig quien ha escrito sobre monarquía con la mayor sensatez. Es hombre instalado en la tradición moderantista, admirador de Cánovas y Maura, de esa línea posibilista que parte de Jovellanos y que alimenta todavía lo mejor de la política española, tanto en la práctica como en el pensamiento. Puig ha tratado por extenso de la cultura catalana –L’os de Cuvier-, de política internacional –Por un futuro imperfecto-, de política nacional –Moderantismo-. También ha escrito, siempre en un ‘gran estilo’ alejado tanto del casticismo como del academicismo de escuela, sobre la fe, además de libros de poemas y de cuentos, libros de viajes, biografías, novelas, artículos e infinita crítica literaria. Es padre espiritual del dietarismo español contemporáneo y, en fin, constituye una presencia intelectual de la mayor relevancia en la vida pública española. Quizá lo más asombroso es esa mezcla de brillantez y hondura en un estilo siempre provisto de las inteligencias propias del ‘raccourci’. Otra ventaja, claro, es que ha leído más que nadie.

Puig aborda el tema monárquico en ‘Cuando sea rey’, un libro en forma de epístola al príncipe Felipe. Por forma y modo, perpetúa los grandes libros para príncipes del renacimiento y el barroco, de Maquiavelo a Saavedra Fajardo: inteligencias de nivel europeo, lejanas de utopías, plenas de sabiduría política y conocimiento tanto del hombre como del funcionamiento demasiadamente humano del poder. Puig actualiza tanto caudal en sus consejos al futuro monarca, abriendo un paso para los valores y la altura en el barro de la política. El libro es del monarquismo propio de un ‘sage’ que reconoce el peso y el valor de la Historia y orienta en los escollos del presente, por más que, como Puig bien sabe, “el consejo s raras veces bienvenido, y quienes más lo necesitan es a quienes menos gusta”.

 
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