Cómo educar a Leonor, futura reina de España

El gesto inmediato de la hija menor de los príncipes de Asturias, no dirigiéndose primariamente hacia Letizia Ortiz sino girándose hacia los informadores, preocupada por lo que estaba ocurriendo, revela algo: muestra que la pequeña era consciente que lo que hiciera, dijera o le pasara, constituía un hecho relevante, con repercusiones más allá de su propia persona.

Es decir, que, tanto a la infanta Leonor como su hermana la infanta Sofía, les han inculcado ya, quizá de forma directa y deliberada, pero al menos de un modo indirecto, que ellas son unas personas singulares. Y así se comienza, o debe comenzar al menos, la educación de quienes forman parte de grupo tan reducido y singular, privilegiado pero también con obligaciones, como es una familia real.

La educación de Leonor

El inicio de curso escolar ha sido ocasión para que los españoles pudieran ver a las hijas de los príncipes, las infantas Leonor y Sofía, llegando a su colegio, Rosales, el mismo en el que estudio su padre, Felipe de Borbón. La imagen de las pequeñas camino de las aulas suscita la pregunta de cuál es el diseño que se ha hecho en La Zarzuela sobre la educación de ambas, pero sobre todo la de la primogénita, Leonor. Un asunto de cierto calado y de interés general por cuanto, en principio, ella está destinada a convertirse en reina de España.

De cara a ese proceso educativo, La Zarzuela, aunque más en primer plano el príncipe y Letizia Ortiz, están siguiendo el itinerario que los reyes modelaron para sus hijos, y en concreto el esquema aplicado al heredero Felipe de Borbón. Un diseño sin estridencias y que, a la vista de los resultados, se ha demostrado conveniente y eficaz.

Así pues, Leonor, futura reina de España, asiste y asistirá a colegios ‘normales’, donde convivirá con españoles de a pie, aunque, en el caso de Rosales, de la clase media y media alta, hijos de profesionales y en algún caso de familias conocidas.

Estudios universitarios

Felipe de Borbón realizó en Canadá su último curso del bachillerato, entonces una experiencia conveniente para él, porque necesitaba aprender a valerse solo, en un lugar donde nadie le consideraba alguien especial. Así que no hay que descartar que la infanta Leonor también acuda a algún centro fuera de España, en el que se encuentre lejos de la protección familiar y hasta oficiosa y oficial.

Igual que su padre, cursará estudios superiores, previsiblemente en una universidad de Madrid, como hicieron el príncipe, en la Autónoma, y sus hermanas, en la Complutense. Habida cuenta del buen recuerdo que guarda Felipe de Borbón de su paso por la Autónoma, no hay que descartar que la elección se repita. También por razones de proximidad física e incluso de seguridad.

 

En cuanto a la carrera, se tendrán en cuenta, por supuesto, las inclinaciones y preferencias de Leonor, pero sin olvidar que los estudios de Derecho cursados por su padre, con el complemento de asignaturas de Economía, constituye una adecuada formación para quien va a ‘trabajar’ como reina.

Y no hay que excluir que, al igual que el príncipe, continúe después con un máster, quizá también en los Estados Unidos.

Contacto con los ejércitos

Según la Constitución española, una de las condiciones del monarca es que está constituido en jefe supremo de los ejércitos. Tal condición motivó que don Juan Carlos enviará a su hijo a las tres academias militares, lo que ha conducido a que ahora ostente el grado de teniente coronel.

No parece que, en las nuevas circunstancias del país, tal condición sea exigible a la futura reina de España y que, por tanto, deba pasar por los centros de formación. Pero sí sería aconsejable, y así se ha pensado ya en La Zarzuela, un contacto directo y de alguna intensidad con las fuerzas armadas, a las que debe conocer de cerca, al mismo tiempo que se familiariza con cuestiones relacionadas con la defensa nacional.

La educación en casa

Con ser muy conveniente todo lo anterior, sin embargo la formación principal que debe recibir la infanta Leonor ha de encontrarla en la familia, en su propia casa, de sus padres. ¿A qué me refiero? A la educación del carácter, a la adquisición de hábitos de trabajo, al sentido de responsabilidad, al ser consciente de su especial condición, que le proporciona no pocas ventajas pero incluye también limitaciones y deberes para con los españoles y con el país, lo que también lleva consigo sacrificios. Conviene que sepa, y pronto, que las cosas son así para ella.

¿Van a ser capaces don Felipe y doña Letizia de imbuir en sus hijas, y sobre todo en Leonor, esos valores? Más les vale. Porque, como resulta bien sabido, la monarquía ha de atender a una exigencia básica, si quiere apostar por la supervivencia: la ejemplaridad. Y su continuidad está reñida con los comportamientos inapropiados y despóticos, la desconsideración, la ostentación, el capricho, la vagancia... Y con los escándalos. Conyugales y económicos. Y, en estos tiempos, sobre todo los últimos.

José Apezarena es editor de El Confidencial Digital y de Monarquía Confidencial

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