Inglaterra, monarquía confesional

La conversión de altas personalidades británicas al catolicismo, como la protagonizada hace años por S.A.R. la Duquesa de Kent y la más reciente del ex primer ministro Tony Blair, parecen haber causado su efecto. Para que luego digan que el ejemplo no es eficaz. Estos seguidores del gran cardenal Newman, declarado venerable por Juan Pablo II en 1991, parecen haber removido los cimientos de la muy anglicana sucesión al trono británico. Se habla ya en Inglaterra de una posible revisión del Act of Settlement de 1701 que aparta a los católicos de la corona de San Eduardo.

El primer ministro Gordon Brown, de religión presbiteriana, se ha apuntado por fin a la era de los Derechos Humanos que incluyen la libertad de religión y el no ser discriminado por la que cada uno pueda practicar. Y el ministro de Justicia Jack Straw está dispuesto a revisar esa anticuada norma, aunque sea algo complicado debido a la posición de la Reina como cabeza de la Iglesia Anglicana. El también presbiteriano presidente del Gobierno de Escocia, Alex Salmond, se ha unido a las voces que claman por la abolición y propugna tirar a la basura ese veto legal contra los católicos.

El Act of Settlement fue el producto de la revolución de 1688 cuando el católico rey Jacobo II fue derrocado por el Parlamento y reemplazado por Guillermo de Orange, luego rey Guillermo III. Esa ley impide que cualquiera que no esté en comunión con la Iglesia de Inglaterra acceda al trono. Aparta de la sucesión a cualquiera que sea católico o sea cónyuge de un católico. Así fue como se perpetuó la corona inglesa en los descendientes protestantes de la electora Sofía de Hannover, sobrina de Carlos I de Inglaterra y nieta de Jacobo I de Inglaterra –y VI de Escocia-, excluyendo a los Estuardo. Así fue como el príncipe Miguel de Kent perdió sus derechos sucesorios a la corona al casar en 1978 con Marie-Christine von Reibnitz y así será como Peter Phillips, hijo de la princesa real Ana y nieto de Isabel II, será excluido de la sucesión al contraer matrimonio –el 17 de mayo próximo- con la católica canadiense Autumn Kelly, “orgullosa” de su religión según sus propias palabras.

Ya en 2001 Tony Blair intentó poner sobre el tapete la abolición del Act of Settlement pero la cuestión no fue más allá. Ahora, Jim Devine, uno de los 13 miembros laboristas escoceses de la Cámara de los Comunes se felicita por que se piense en abolir esta norma sectaria que no tiene razón de ser en el siglo XXI, mientras que tiene razón el cardenal arzobispo de Westminster, Cormac Murphy-O’Connor, cuando declara al Act of Settlement discriminatorio contra los católicos. En todo caso, cualquier intento de cambio deberá contar con los miembros de la Commonwealth, que –por el Estatuto de Westminster de 1931- deben ser consultados ante cualquier cambio en la sucesión. Eso sucedió ya en 1936 cuando la forzada abdicación de Eduardo VIII para casar con Wallis Simpson.

Aunque nadie se plantea el asunto, lo cierto es que la abolición del Act of Settlement supondría tanto como declarar teórico Rey de Inglaterra y Escocia a un alemán, cabeza de la llamada línea jacobita: S.A.R. el Duque de Baviera, primogénito de la Casa Estuardo. El duque Franz desciende de Carlos I de Inglaterra del siguiente modo: Enriqueta, hija de ese monarca fue madre de Ana María de Orleáns, madre de Carlos Manuel III de Cerdeña, padre de Víctor Amadeo III de Cerdeña, padre de Víctor Manuel I de Cerdeña, padre de María Beatriz de Saboya, madre de Fernando de Austria-Este, cuya hija María Teresa casó con Luis III de Baviera. Su hijo Roberto de Baviera fue el padre de Alberto, padre a su vez de Franz, actual duque de Baviera. Los Estuardo dejaron de reclamar el trono en 1807 tras la muerte del cardenal duque de York Enrique Estuardo, Enrique IX para los jacobitas, hijo del llamado Viejo Pretendiente y nieto de Jacobo II. Sin embargo, dado que es el Parlamento el que efectivamente elige al monarca, es poco probable que Franz sea jamás Rey de Inglaterra, porque –además- él nunca ha esgrimido sus derechos en contra de su prima Isabel II y ha preferido dedicarse a su colección de arte moderno y ser cabeza de la Casa de Baviera.

Hay monarquías absolutas, limitadas y constitucionales parlamentarias. Pero las hay también confesionales. El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte es paradigma de ello. En fin… roguemos a San Agustín de Canterbury y esperemos.

Amadeo-Martín Rey y Cabieses

 
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