Elizabeth Taylor y la Familia Real de España

p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal { margin: 0cm 0cm 0.0001pt; font-size: 12pt;"Times New Roman"; }div.Section1 { page: Section1; } Esta joya legendaria tiene, sin embargo, una historia bien definida, reflejada con precisión en el libro que quien estas líneas firma publicó, en coautoría con Fernando Rayón Valpuesta bajo el título Las joyas de las Reinas de España (Planeta, 2004).

La perla, de 71 quilates y medio, fue adquirida por Felipe II en 1580 mediante pago de 9.000 ducados. Las sucesivas reinas de la Dinastía de los Austria la lucieron a menudo con el diamante llamado El estanque.

Ambas piezas sirvieron, con otras de la regia colección, como garantía para sufragar los gastos de la Guerra de Sucesión, pero no desaparecieron del tesoro de los Reyes de España hasta que fue robada por José Napoleón Bonaparte, el usurpador Pepe Botella, que la legó a su sobrino, el futuro Napoleón III, quien se la vendió al marqués de Abercorn hacia 1848. Consta que en 1914 los Abercorn ya la habían vendido, pues se ofreció a Don Alfonso XIII, quien no la adquirió, vendiéndose al millonario Judge Heary de quien pasó en 1917 a otro magnate, Henry Huntingdon.

El 23 de enero de 1969, en pública subasta celebrada en Nueva York,  en la cual Don Alfonso de Borbón, que luego sería Duque de Anjou y de Cádiz, pujó hasta los 20.000 dólares, intentando recuperar la fabulosa perla que había sido de sus antepasados. Finalmente, el actor Richard Burton la adquirió por 37.000 dólares que, en aquellos años, equivalían a más de dos millones y medio de pesetas.¿Dónde irá a para esta histórica pieza tras el fallecimiento de su última propietaria? ¿Quizás hubiera ocasión de recuperarla para el Patrimonio español?

 
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