Enrique de Dinamarca, príncipe consorte, fiel a sus orígenes franceses, es un reconocido viticultor: mantiene un viñedo en el Castillo de Cayx

El príncipe Enrique de Dinamarca no puede negar sus orígenes franceses. Por eso, se declara un apasionado de la viticultura. Desde hace años, mantiene un viñedo en el Castillo francés de Cayx, perteneciente al patrimonio de la Casa Real danesa.

Enrique compró el castillo en 1974, siete años después de casarse con la reina Margarita. Allí, restauró las 21 hectáreas que componían los viejos y famosos viñedos para comercializarlos con el nombre de ‘Chateau de Cayx’. Desde entonces, la familia real danesa al completo se desplaza cada verano a la región francesa de Cayrou para disfrutar de la vinicultura y la agricultura. El heredero, el príncipe Federico, ya anunció que quiere continuar la labor de su padre en el control de las bodegas. El Castillo de Cayx se abre a las visitas del público todos los días excepto el domingo. Además, durante los meses de diciembre y enero, es posible degustar los vinos cultivados allí. El vino más demandado dentro de la carta es ‘La Cigaralle’, del que se sirvieron varias botellas junto a un ‘Chateau de Cayx’ en el banquete de la cumbre contra el cambio climático celebrada en Copenhague, el pasado mes de diciembre. También se ofrecieron algunos de estos licores durante el convite de la boda del príncipe Joaquín.

 

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