Memoriza los discursos

Doña Letizia no se aferra a la lectura textual en sus intervenciones oficiales

Altera el orden de algunas palabras y evita mirar el folio de apoyo

La reina Letizia, en la entrega del Premio Luis Carandell, 2014.
La reina Letizia, en la entrega del Premio Luis Carandell.

La oratoria es uno de los puntos fuertes de la reina Letizia. Su dicción y el dominio que demuestra cuando se coloca delante de un atril, fruto de su pasado como profesional de la comunicación, han motivado que se convierta en numerosas ocasiones en objeto de alabanzas.

La seguridad de la que hace gala la reina cuando tiene que intervenir en un acto oficial le ha servido para no aferrarse a la lectura textual de sus discursos, elaborados previamente con sumo cuidado y en los que se mide cada una de las palabras que posteriormente pronuncia.

Sus improvisaciones no son llamativas, pero existen. Es el caso de uno de los últimos discursos pronunciados por la reina, con motivo de la ceremonia de entrega del Premio Luis Carandell de Periodismo Parlamentario.

Una vez situada delante del atril, doña Letizia comentó en tono de broma “muchas gracias por organizarme esta fiesta de cumpleaños”, un detalle que no pasó desapercibido entre los asistentes y que la reina tampoco llevaba apuntado en su hoja de apoyo.  

Alteración del orden de las frases y repetición de palabras

En esta ocasión, la reina demostró una vez más su soltura a la hora de hablar delante de un micrófono.

Ya en el principio del discurso, doña Letizia improvisó la expresión “sin duda” en lugar de decir “de forma decisiva”, como rezaba su texto. También se atrevió a alargar las pausas de silencio entre frases, con el fin de otorgar un mayor énfasis a aquello que estaba transmitiendo.

Con esa misma intención la reina también repitió algunas palabras como “a pesar” o “que sí”, y alteró el orden de una de las enumeraciones marcadas en el texto -“imágenes, palabras, sonidos”, en lugar de “palabras, imágenes, sonidos”-.

Discurso memorizado

Otro de los gestos de doña Letizia en público, más evidente que el de la improvisación, es su capacidad de memorizar los discursos.

La reina apenas ojea el folio que hay sobre el atril en sus intervenciones. Mira a sus interlocutores a la cara, lo que refuerza sus palabras y le otorga mayor credibilidad.


 

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