Renace Irfé, la firma de moda fundada en 1924 por el príncipe Félix Yusupov, uno de los asesinos de Rasputín

Varios descendientes de los zares de Rusia, y del mundo de la moda, participaron el pasado 30 de junio en el relanzamiento de Irfé, la marca que el príncipe Félix Yusupov y su mujer Irene Alexandrovna de Rusia, sobrina del zar Nicolás II, fundaron en los años veinte. La condesa Xenia Sheremeteva-Yusupov, nieta de los fundadores de la marca, estuvo presente en el acto, celebrado en el museo de arte contemporáneo del Palais de Tokyo, de París, con motivo de la semana de la moda.

Irfé fue muy conocida y popular entre la aristocracia de la época y las millonarias americanas, gracias a la belleza de Irene y a la notoriedad de Yusupov. Empleaba a rusos emigrados, abrió tres sucursales y ofrecía piezas bordadas y pintadas a mano, realizadas en lana, terciopelo, satén, crespón de satén, Chantilly negro, hilo de oro, muselina, lamé sólido coloreado para vestidos y lamé impreso para abrigos. Vendían además porcelanas y una gama de perfumes, pero en 1931 tuvo que cerrar, a pesar de que Vogue le dio fama y apoyo, debido a la pérdida de poder adquisitivo de sus clientes tras la Gran Depresión que sobrevino con el crack de 1929.

Su fundador, uno de los más ricos príncipes rusos, fue uno de los asesinos del staretz Grigori Rasputín, junto al gran duque Dimitri Pavlovich de Rusia. El nombre de la casa de modas se formó con las iniciales de los nombres del matrimonio fundador. El príncipe Félix Yusupov, educado en la Universidad de Oxford, se casó en 1914 con la princesa Irene Alekandrovna de Rusia, una de las bellezas de la época, hija del gran duque Alejandro Mijailovich de Rusia y de la gran duquesa Xenia Alexandrovna de Rusia, hermana ésta del emperador Nicolás II. Gran amante del arte y de las antigüedades, sus palacios estaban repletos de joyas artísticas y objetos finísimos.

Ya de niño, Felix Yusupov, descendiente de Abubekir-ben-Raioc, desarrolló una atracción por las sedas, pieles y terciopelos que llenaban el guardarropa de su madre. De hecho ya de joven usaba ese tipo de tejidos en su propio vestuario. Tras volver de Oxford en 1912 llegó a Rusia con un gusto especial por el estilo Oriental y Ruso.

La pareja tuvo que abandonar Rusia en 1919, consiguiendo huir por Crimea, en el mismo barco que la emperatriz viuda María Feodorovna, el buque británico HMS Marlborough. Pasaron de Malta a Italia, de ahí a Inglaterra y luego a Francia, instalándose en Boulougne-sur-Seine. Muchos otros rusos emigraron tras la revolución instalándose como pudieron en Londres, París, Nueva York, Berlín o Shanghai. La primera colección de la firma fue lanzada en el Hotel Ritz de París y mostrada luego en el teatro particular de los Yusupov, construido en su residencia francesa.

En este relanzamiento de la firma, la diseñadora principal de la casa, Olga Sorokina, antigua modelo bielorrusa de 23 años, declaró que la nueva Irfé pretende el renacimiento de la tradición rusa, de cuando Rusia jugaba un papel importante en la moda. La diseñadora se interesó en Irfé después de leer "Beauty in Exile”, libro del historiador de la moda Alexandre Vassiliev, que relata la influencia que tuvieron en ella los artistas, modelos y la nobleza rusa escapada de la Revolución. Olga contactó con Xenia Sphiris, nacida condesa Sheremeteva-Yusupov, nieta de los fundadores de la casa, que accedió al relanzamiento de ésta. Xenia, hija de la princesa Irina, hija nacida en 1915 del matrimonio de Félix con Irene, afirmó: "mis abuelos habrían estado encantados de ver renacer la casa de moda que ellos fundaron en París en 1924".

La firma está apoyada por el empresario ruso Andrei Strukov. Planean abrir una tienda en la exclusiva calle Stoleshnikov de Moscú el próximo invierno, no lejos de la de Louis Vuitton, aprovechando el creciente poder adquisitivo de los nuevos ricos rusos, y más tarde otras en Milán, París y Nueva York. Pretenden también crear una línea de perfumería y joyería basadas en las legendarias joyas de los Romanov, Yusupov y Sheremetev. Sus creaciones actuales de ropa se inspiran en los años 1920 y 1930, mezclando sedas y astrakán. De las antiguas creaciones sólo se conocen dos ejemplares ya que muchas clientes americanas arrancaban las etiquetas de los vestidos comprados en París para evadir los derechos de aduana.

Amadeo-Martín Rey y Cabieses

 

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