Fallece en Egipto Fátima Ahmed al Sherif, última reina de Libia

La esposa del monarca Idris al Senusi, ha fallecido a los 99 años en un hospital de El Cairo, tras una vida de película, informaron hoy medios de comunicación en Egipto. La reina murió ayer a las 13.10 horas local tras pasar las últimas tres semanas de su vida en coma en un hospital, donde fue ingresada por un desvanecimiento. Su cuerpo será trasladado la próxima madrugada a la ciudad santa saudí de Medina para ser sepultado, y el funeral se celebrará en la intimidad familiar, sin grandes fastos, de acuerdo con sus últimos deseos.

Desde el derrocamiento de su esposo, el 1 de septiembre de 1969, por el coronel libio Muamar al Gadafi, ni ella ni su marido habían vuelto a pisar Libia, tras exiliarse en Egipto. Aunque la pareja real no tuvo hijos, adoptó al sobrino de Fátima y a una niña argelina, huérfana de la guerra de independencia de Argelia (1954-1962).

Nacida en el oasis de Al Kufra, en pleno corazón de Libia, la reina Fátima tuvo una vida de novela, marcada por el exilio de su patria. Pertenecía, al igual que su marido, a la familia de los Al Senusi, descendientes del profeta Mahoma, a través de su nieto Hasan, hijo del imán Alí, cuarto califa del islam. El nieto de Hasan, Idris Ibn Alí, llegó al norte de África en el siglo VIII, donde sus sucesores se extendieron. Fátima era hija del vicecalifa del imperio otomano para el continente africano, el libio Ahmed al Sherif al Senusi, uno de los más afamados héroes árabes del norte de África y jefe del movimiento nacionalista, encabezado por su familia, contra el colonialismo italiano en Libia.

En el oasis de Al Kufra, la futura reina vivió hasta los 17 años de edad, cuando tuvo que exiliarse por primera vez a Egipto, días antes de que llegaran a la zona las tropas coloniales italianas. Fue una dura travesía a camello, a lo Lawrence de Arabia, que duró diecisiete días, desde su país natal hasta la tierra del Nilo, donde en 1930 se casó con su primo Idris al Senusi, por aquel entonces emir de la región de Cirenaica, en el noreste libio.

En sus primeros años de casados, la pareja vivió en el desierto occidental egipcio, y tras el fin de la II Guerra Mundial regresó a Cireinaica, donde Idris asumió sus funciones de emir hasta 1951, año en el que fue coronado en diciembre como el primer y único rey de la Libia independiente. Sin embargo, su vida dio un giro en 1969 cuando el matrimonio real viajó a Turquía en agosto para que el rey recibiera tratamiento médico por un problema oftalmológico y, el 1 de septiembre, el coronel Gadafi y jóvenes oficiales izquierdistas del Ejército tomaron el poder.

Pocos días después, los reyes libios regresaban a Egipto como refugiados, donde fueron acogidos con los brazos abiertos por el presidente egipcio, Gamal Abdel Naser. El jefe de Estado egipcio les regaló una villa en el barrio cairota de Doki y una casa de veraneo en Alejandría, en la costa Mediterránea, además de concederles una pensión anual de 10.000 libras egipcias (en la actualidad unos 1.280 euros).

Desde el fallecimiento de su marido en 1983 a los 94 años, la reina Fátima vivió en un gran aislamiento, aunque solía pasar dos semanas al año en el desierto egipcio en la misma vivienda que habitó junto a su esposo en el primer exilio. Allí, recibía a los habitantes de las aldeas próximas, donde era muy querida. También, acostumbraba a pasar dos semanas en los lugares santos de Arabia Saudí, La Meca y Medina, por invitación de la familia real de este país.

Le gustaba recitar el Corán y escuchar las Sinfonías de Beethoven y antes de caer enferma, leía regularmente los periódicos y veía los informativos de la televisión. Vivió en Egipto de forma muy discreta, nunca hizo declaraciones a la prensa o hizo algún comentario sobre la política en Libia.

 

Video del día

Marta Rovira confirma que negocia con Sánchez
un referéndum de independencia para Cataluña
Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato