Los viajes low-cost de la familia real
La casa real belga ha anunciado esta mañana que recortará su presupuesto para adaptarse a la situación económica que atraviesa su país. La partida más afectada será la dedicada a los viajes oficiales de los miembros de la familia real.
Esta adaptación económica a la realidad nacional se ha aplicado ya en el viaje que está realizando el príncipe Felipe, heredero a la corona belga, a Nueva Zelanda y Australia.
Los cambios más significativos serán, entre otros, la reducción de agenda internacional de la princesa Matilde, esposa del heredero, y la sustitución en los destinos a los que viajen de las cenas de gala habituales por cócteles, que supondrán un descenso del coste bastante apreciable.
No obstante, la que algún día será reina de Bélgica no será la única afectada por los recortes, sino que se disminuirán las salidas de todos los miembros, siendo la de Matilde la más llamativa, ya que en muchas ocasiones no acompañará a su esposo.
Según alegan fuentes oficiales, la presencia de la princesa desviaba la atención del carácter puramente comercial que suelen tener este tipo de viajes, deteriorando la consecución de los objetivos marcados.
Actualmente, la financiación de estos viajes corre a cargo de tres organismos: el Ministerio de Asuntos Exteriores, las regiones de Valonia, Bruselas y Flandes y la Agencia belga de Comercio Exterior.
Esta no es la primera vez que se adoptan medidas de austeridad a la Casa Real belga. En 2009 Alberto II asumió el pago de parte de las obras que se realizaron en el Palacio Real, para adecuarlo a eventos oficiales de importancia. El coste ascendió a 600.000 euros. En 2011 también se les redujo el presupuesto un 10% de los 30 millones que tenían asignados en 2010.
