Los príncipes de Holanda venden su polémica mansión de Mozambique

La villa de Machangulo, destinada a convertirse en paraíso para la pareja real holandesa, acabó transformada en pesadilla, pues la adquisición les trajo más quebraderos de cabeza que beneficios.

El príncipe heredero de Holanda, Guillermo-Alejandro, y su esposa la princesa Máxima, se han desprendido "por un precio simbólico" de la mansión de lujo que tenían en Mozambique, una parte de la cual fue supuestamente pagada en un paraíso fiscal, informa la publicación holandesa Elsevier.

La información sobre la venta fue divulgada este lunes por el primer ministro holandés, Mark Rutte, del partido liberal de derechas VVD, en la coalición de gobierno con los democristianos del CDA, durante una breve interpelación en el Parlamento de La Haya, informó DPA.

En realidad, la villa de la península de Machangulo, destinada a convertirse en paraíso para la pareja real holandesa, acabó transformada en pesadilla, pues la adquisición les trajo más quebraderos de cabeza que beneficios.

Tanto la princesa argentino-holandesa como su esposo, el príncipe heredero al trono, intentaron en vano a lo largo del año pasado vender esa propiedad a un particular, pero "debido a las circunstancias del mercado", finalmente no lo lograron, según explicó Rutte, citado hoy por varios medios holandeses en Internet.

Finalmente, la mansión de lujo fue vendida el pasado día 11 por un "precio simbólico" a Machangulo SA, una organización que opera como cooperativa de propietarios y gestiona un proyecto de desarrollo local.

En un principio, la pareja real intentó que Machangulo no fuera sólo sinónimo de residencia de lujo, sino que apostaron por crear un proyecto de ayuda al desarrollo en toda la zona, para "aportar su granito de arena a la colectividad local", apunta Elsevier.

No obstante, desde un primer momento arreciaron las críticas desde el Parlamento y también en numerosos artículos y columnas de opinión en la prensa holandesa por el "dispendio" económico que suponía mantener esa residencia.

En realidad, la polémica no dejó de perseguirles. El último y desagradable episodio se produjo en junio del año pasado después de que el periódico holandés De Volksrant pusiera en evidencia que los futuros reyes usaron para pagar al menos una parte de esa lujosa residencia algunos paraísos fiscales, como la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, aunque "siempre dentro de la legalidad", según precisó la Casa Real.

Ya en 2009, medios holandeses se hicieron eco de las fuertes críticas a la pareja real por haber decidido construir esa residencia en plena época de crisis en Europa.

 

Gran parte de los comentarios se centraban en el hecho de que aparentemente la construcción no reportaría beneficios directos a la población local y que se trataba de un "capricho real" y de un "despilfarro" del dinero de los contribuyentes holandeses.

Darío Silva D'Andrea

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