Stéphanie ya tiene a su príncipe azul: crónica de la boda real de los herederos al ducado de Luxemburgo

A las 11 de la mañana de ayer comenzaba la segunda ceremonia de unión entre el Gran Duque heredero de Luxemburgo, el príncipe Guillermo, y la condesa Stéphanie de Lannoy. Durante dos días, la pareja ha protagonizado multitud de actos alrededor de su enlace.

En un automóvil Daimler DS 420 de color azul, perteneciente a la Familia Gran Ducal desde 1988, llegó la novia a la catedral de Luxemburgo, lugar de celebración del acto religioso.

Acompañada por sus dos damas de honor, la princesa Alejandra, hermana del novio, y Antonia Hamilton, sobrina de Stéphanie, y por media docena de pajes, la futura gran duquesa atravesó el largo pasillo hacia el altar, donde su futuro esposo, la esperaba impaciente tan solo desde hacía cinco minutos. Vea aquí las fotos oficiales del enlace.

Pese a que su padre por motivos de saludo no pudo llevar a la princesa hasta el altar, su hermano la llevó hasta donde él estaba ubicado, y haciendo un esfuerzo le entregó al heredero a su hija.

Mientras el príncipe Guillermo lucía el uniforme del ejército de Luxemburgo, la princesa eligió un elegante diseño de Elie Saab de encaje de color marfil bordado con hilo plateado, manga tres cuartos con encaje y un velo de tul de seda de color marfil bordado con hilo de oro, adornado con una cola de cuatro metros y medio.

El ramo de orquídeas blancas, ofrecido al final de la ceremonia a la Virgen, fue elaborado en París por los maestros floristas de La Maison Lachaume.

La tiara que portaba en el tocado se trataba de una joya de la familia de la novia que han lucido todas las mujeres de la misma en sus bodas.

La ceremonia transcurrió sin ningún contratiempo. La princesa, muy afectada por el reciente fallecimiento de su madre el pasado mes de agosto, luchó por mantener la entereza en más de una ocasión. Entre otras cosas porque se hizo referencia a su progenitora hasta en tres ocasiones durante el acto religioso.

No obstante, la tristeza generada por este trágico acontecimiento no empañó la tónica general de felicidad alrededor de los novios.

Invitadas

 

Las casas reales europeas se vistieron con sus mejores galas para acudir al enlace de los príncipes Guillermo y Stéphanie.

Mientras los invitados optaron por el atuendo clásico, las mujeres eligieron, igual que en la boda de los duques de Cambridge, el uso de tocados y pamelas, en ocasiones demasiado grandes o exagerados.

La princesa de Asturias fue una de las que se decantó por una pamela. Vestida en tonos rosa pastel, eligió un sombrero de ala ancha combinado con los colores del vestido.

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