El nombramiento del arzobispo castrense al que el rey le había dado el visto bueno es bloqueado por el Gobierno

Moncloa frena el proceso para utilizarlo en futuras negociaciones con las Iglesia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI a su llegada al acto con motivo del 40 aniversario del 23 de febrero de 1981 celebrado en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI a su llegada al acto con motivo del 40 aniversario del 23 de febrero de 1981 celebrado en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha paralizado el nombramiento del arzobispo castrense de España. Y lo ha hecho a pesar de que el rey Felipe VI ya ha dado el visto bueno al primer nombre de la terna acordada con la Iglesia. 

A finales del mes de julio se anunciaba que, una vez subsanados algunos asuntos, y seguido el complejo trámite del nombramiento, ya se había elegido al candidato a arzobispo castrense y capellán de la Casa Real de España. Se haría público el nombre a la vuelta de vacaciones.

El Gobierno lo paraliza

La sorpresa ha saltado en estas primeras semanas tras el verano, porque, según ha sabido Confidencial Digital, el Gobierno está haciendo todo lo posible para que no se proceda al nombramiento, recurriendo para ello a una estrategia dilatoria que está sorprendiendo en el Vaticano. 

Félix Bolaños, ministro “competente” en estos asuntos, ha aparcado el asunto por el sistema de dejarlo en un cajón.

El bloqueo no tiene que ver con cuestiones formales ni de procedimiento, dado que se ha cumplido el trámite recogido en los Acuerdos Iglesia-Estado, el mismo trámite que se siguió en ocasiones anteriores. 

La clave está, según fuentes conocedores del caso, en que Pedro Sánchez quiere guardarse esta carta para utilizarla en el proceso de negociación con la Iglesia, que, por cierto, comenzó este miércoles. 

Que dependa del arzobispado de Madrid

Durante las actuales conversaciones, el Gobierno de Pedro Sánchez ha planteado incluso otros modelos de Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas, como por ejemplo el que dependa del arzobispado de Madrid. 

Esto supondría una reforma de los Acuerdos Iglesia-Estado, tesis en la que está el Gobierno en estos momentos, y que Félix Bolaños habría trasladado al presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Juan José Omella. 

Previsiblemente, la próxima semana el cardenal Omella informará a los obispos en la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal.  

 

El retraso no tiene tampoco relación con algún fallo o defecto formal por parte de la Nunciatura de la Santa Sede en España, que, por el contrario, se ha empeñado a fondo para que este nombramiento salga cuanto antes.

Argüello, Sanz, Gil Tamayo

Según las fuentes a las que ha tenido acceso Confidencial Digital, la terna final estaba compuesta por los nombres del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes; de Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal; y del obispo de Ávila, José María Gil Tamayo. 

Ninguno de estos candidatos agradó especialmente al Gobierno, aunque finalmente parece dispuesto a aceptar, en su momento, el que consideran “menos malo” desde su punto de vista. 

El obispo de Ávila

De acuerdo con las fuentes consultadas, todo indica que, finalmente, podría ser Gil Tamayo el futuro arzobispo castrense de España, ahora que se encuentra bastante recuperado de los efectos, que aún perduran, después de haber tenido el  Covid. 

Sustituirá a Juan del Río, fallecido por Covid el pasado mes de enero.

Antes de ser nombrado obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, periodista de formación, fue portavoz de la Conferencia Episcopal Española.

Un cargo delicado 

El de arzobispo castrense es un cargo especialmente delicado, porque tiene a su cargo la asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas, pero también la atención a la Casa Real. Es, por así decirlo, la 'diócesis' de la Familia Real, y de hecho lleva las inscripciones de bautizos, confirmaciones, comuniones y matrimonios de sus integrantes.

Por los dos motivos citados, capellanía de las Fuerzas Armadas y de La Zarzuela, el nombramiento de arzobispo castrense se realiza con el visto bueno del rey.

El proceso para la designación aparece regulado en los acuerdos España-Santa Sede, de 28 de julio de 1976, y en los posteriores entre la Santa Sede y el Estado Español sobre asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas, de 7 de enero de 1979. Asuntos Exteriores y la Nunciatura elaboran una terna, la elevan a la Santa Sede, el Papa otorga el visto bueno a la terna, y el rey, de esos tres nombres, elige uno. Se comunica al Vaticano, y el Romano Pontífice lo nombra. El Papa es también quien lo cesa.

En el caso presente, según las informaciones recogidas por Confidencial Digital, el rey Felipe VI ha declinado decidir por uno de los tres nombres que figuran en la terna.

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