Juan Carlos I toma distancias con Urdangarín tras la publicación de las fotos con otra mujer y defiende a su hija

La infanta Cristina llamó a su padre para comunicarle el escándalo. El emérito ya trató de convencerle de que se separara cuando estalló el caso Nóos

La portada de la revista ‘Lecturas’ y las fotografías de Iñaki Urdangarin con otra mujer, mientras la infanta Cristina se encontraba en Suiza, ha desatado una gran revolución en la familia real. Sin embargo, su padre, el rey Juan Carlos, ha dejado ver el ‘alivio’ que le ha supuesto la nueva situación sentimental de su todavía yerno.

Por lo pronto, la difusión de las imágenes ha tenido las primeras reacciones públicas dentro de la familia. Pablo Urdangarín, hijo segundo del matrimonio, no confirmó la noticia, pero declaró que “son cosas que pasan y que hablarán en casa”. 

La infanta Cristina lo conocía

La propia infanta Cristina ha manifestado a su entorno más cercano que ya conocía la noticia. Según ha contado la revista ‘Hola’, ha confesado que era consciente de estos hechos y se lo comunicó también a su padre, el rey Juan Carlos, por teléfono. Lo hizo horas antes de la publicación de las fotografías en España. 

La misma revista asegura, citando fuentes próximas a Cristina de Borbón, que “aunque la infanta no responde a la mayoría de las llamadas” algunos amigos muy cercanos han podido comprobar que se encuentra tranquila y que “solo le preocupan sus hijos”.

Se espera con expectación la primera aparición de la hija de Juan Carlos I. Mientras tanto, Iñaki Urdangarín, contra todo pronóstico, ha dado este jueves un paso al frente declarando: “Vamos a gestionarlo de la mejor manera posible. Es una dificultad que gestionaremos con la máxima tranquilidad, como siempre hemos hecho”.

“Por fin lo veré lejos de mi hija”

En Emiratos Árabes, y en medio de las informaciones sobre un posible regreso a España, Juan Carlos I también se ha enterado del terremoto que han provocado las imágenes de su yerno junto a Ainhoa Armentia en una playa de Bidart.

Como se ha contado, fue la propia infanta Cristina quien llamó a su padre para informarle de la inminente publicación de unas imágenes de su marido “en actitud cómplice y cariñosa”, como asegura la revista ‘Lecturas’, junto a otra mujer.

Según ha podido saber Confidencial Digital por fuentes conocedoras de la reacción del rey emérito, don Juan Carlos ha mostrado a su hija su pesar por lo ocurrido, aunque también ha trasladado una sensación de cierto alivio en conversaciones privadas con personas de su máxima confianza.

Hasta el punto de que, según las fuentes de ECD, el mensaje que ha hecho llegar a algunos amigos en las últimas horas es contundente: “Por fin lo veré lejos de mi hija”. 

 

Un duro comentario que confirma la histórica mala relación con su yerno desde hace años.

El “gran disgusto” de la reina Sofía

En cambio, la reina Sofía se ha llevado un “gran disgusto” al enterarse de esta supuesta deslealtad pública de Urdangarin a su hija, según ha podido confirmar ECD por fuentes con acceso a La Zarzuela.

Y es que, a pesar de los complicados años que Iñaki y Cristina han pasado a raíz del ‘caso Nóos’, doña Sofía siempre mostró su apoyo incondicional a la pareja, incluso a pesar de las numerosas críticas recibidas por ello, como ocurrió con las fotografías que se publicaron de ella con el matrimonio en Washington.

Aseguran que la madre de la infanta Cristina está preocupada por sus cuatro nietos, los hijos del matrimonio, que, tras el calvario sufrido en los últimos años por los acontecimientos judiciales, ahora se ven inmersos en otro revuelo mediático.

La tensa relación con Juan Carlos I

En 2011, a raíz de la investigación del caso Palma Arena se inició otra sobre el instituto Nóos. Dos años después, en plena investigación por tráfico de influencias, fraude fiscal, malversación y prevaricación, con el argumento de un traslado laboral de la infanta, pero con la intención de proteger a sus hijos del escándalo, la familia se mudó a vivir a Ginebra. 

Esa Navidad, don Juan Carlos encargó a Fernando Almansa, jefe de la Casa del Rey desde 1993 a 2002, y que, como tal, organizó la boda de Cristina con Iñaki en Barcelona, que comunicara a Iñaki Urdangarin que debía renunciar a su condición de miembro de la familia real. 

El 20 de diciembre, Almansa viajó a Denver (Colorado), acompañado por el abogado del Estado Ramiro Sánchez de Lerín, secretario general de Telefónica (donde todavía trabajaba Urdangarin), con el fin de notificárselo. 

Los Urdangarin se encontraban esquiando en Aspen, una de las mejores estaciones invernales del mundo. Según contó Ana Romero, Almansa, andaluz de modales exquisitos, transmitió a Cristina este mensaje de parte de su padre: “que tuviera un gesto de ayuda a la institución, como por ejemplo la renuncia a sus derechos dinásticos”. 

La reunión fue “tensa y violenta”. El matrimonio adoptó una “actitud defensiva”, llegando incluso a acusar al propio monarca de ser “el culpable de todo”. Algo que Almansa se negó a aceptar. Su cometido era trasladarles la inmensa preocupación de la Corona y la necesidad de “anteponer los intereses” de la institución a los personales. No consiguió nada.

Las presiones de La Zarzuela

Según ha sabido Confidencial Digital, de personas que han trabajado en La Zarzuela, Almansa le dijo a Cristina, de parte de su padre, que tenía dos opciones razonables: una, separarse de Iñaki; la otra, renunciar a los derechos dinásticos. 

De acuerdo con esas fuentes, ella le contestó con muy malos modos, gritando y diciendo: “Yo nací infanta y moriré infanta”. El jefe de la Casa regresó destrozado. Se lo contó a don Juan Carlos, y el rey sufrió mucho con lo ocurrido.

Cristina y su marido se la guardaron a Almansa por la ofensa. Consideraron que habría sido más apropiado que se hubiera invitado al matrimonio a La Zarzuela, para discutir en familia qué era “lo más beneficioso para la Corona”. Pensaron que las cosas no se hacen como se ha había hecho y que había que tener más mano izquierda. 

Seis meses después, Fernando Almansa sí tuvo más éxito en su segunda misión: sacar a Urdangarin de Telefónica porque la empresa ya no aguantaba el escándalo. Le convencieron de que aceptara una “excedencia temporal” en la compañía, que en realidad acabó siendo un “despido encubierto”. 

El 28 de agosto de 2012, un comunicado de la empresa informó de la marcha “temporal” de Urdangarin para preparar su defensa. Se le prometió incluso que tendría un despacho en Barcelona, pero finalmente nada de eso se cumplió.

“Ese inútil, que no tiene ni el Bachillerato”

El 12 de octubre de 2011, día de la Fiesta Nacional, Iñaki Urdangarin ocupó su lugar en la tribuna presidencial junto al resto de la familia. La foto de ese momento ha quedado para la historia, porque fue la última vez que aparecieron juntos don Juan Carlos y doña Sofía, los príncipes de Asturias, la infanta Elena y los duques de Palma.

Según ha sabido Confidencial Digital, en diciembre, durante una reunión con empresarios, comentaron a don Juan Carlos: “¡Cómo está la prensa, qué cosas publica!”. A lo que respondió: Eso no me preocupa nada. “El problema es ese inútil, que no tiene ni el bachillerato” (aludiendo a Urdangarin).

Cristina desoyó los consejos de su padre

La infanta Cristina, a pesar de que fue imputada en 2014 en el caso Nóos, siempre declaró no saber nada de las actividades delictivas de su marido y se enfrentó a los supuestos consejos del entonces rey Juan Carlos I que pretendía desvincularla de Urdangarin para así proteger a la familia real. El ex duque de Palma fue condenado a cinco años de prisión en 2017.

Durante este tiempo los entonces duques de Palma (el ducado les fue retirado por el rey Felipe) siempre permanecieron muy unidos. Cristina de Borbón no quiso escuchar las recomendaciones de su padre, y acompañó y apoyó a su marido en todo momento.

Superaron la investigación, los juicios, la presión del rey emérito, la venta de su casa de Pedralbes, el borrado de Urdangarin de la página de la Casa Real, la cárcel y el distanciamiento de su hermano, que supuso también, y hasta ahora, la desaparición de Cristina de actos públicos y oficiales.

Aparentemente una pareja ejemplar

La relación de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin comenzó en julio de 1996, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde él participaba como jugador de balonmano de la selección española. Un año más tarde se casaron en la catedral de Barcelona, ante 1.500 invitados. 

La pareja tuvo cuatro hijos: tres chicos (Juan, Pablo y Miguel) y una chica, Irene. Durante años fueron el aparente ejemplo de una pareja ejemplar: ella trabajaba en la Fundación La Caixa, él había fundado junto a Diego Torres el instituto Nóos, empresa dedicada a organizar eventos deportivos y a prestar consultoría a otras empresas.

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