La Familia Real preside el desfile del Día de la Hispanidad. Los abucheos a Zapatero y el desfile de la Legión protagonizaron el acto

Como viene siendo tradición en los últimos desfiles del 12 de octubre, el presidente del Gobierno fue recibido con abucheos y pitadas –y este año, también con ruido de vuvuzelas- a su llegada a la tribuna de autoridades. El momento álgido del acto llegó con el Tercio de la Legión, que conmemora su noventa aniversario. También se vieron en el cielo de Madrid los Eurofighter de Morón, tristemente célebres por el accidente del pasado mes de agosto.

Minutos antes de las diez y media de la mañana, hora prevista de llegada de SS.MM. los Reyes, entraban en la plaza de Lima –a pie- José Luis Rodríguez Zapatero, flanqueado por la ministra de Defensa Carme Chacón, el alcalde de Madrid Alberto Ruíz Gallardón, y la presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. En ese momento comenzó una sonora pitada y abucheos provenientes del público situado en las cercanías de la plaza donde se encuentra el estadio Santiago Bernabéu. El ‘Zapatero dimisión’ se escuchó en varias ocasiones durante el desfile. Se pudo ver también –y escuchar- las ya célebres ‘vuvuzelas’ que animaron el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Instantes después llegaban hasta la tribuna de autoridades Don Juan Carlos y Doña Sofía, a bordo de un Roll Royce escoltado por la caballería de la Guardia Real. Tras ser recibidos por Zapatero –en ese momento se intensificaron los pitidos- y el resto de autoridades y pasar revista a un batallón de la Guardia Real, daba comienzo el desfile. Se celebró un emotivo homenaje a los cuatro militares fallecidos en Afganistán desde 2009. Por lo demás, pocas novedades. Unos tres mil militares -1.000 menos que en 2009-, 153 vehículos -56 menos- y 50 aeronaves  -8 menos- desfilaron por la Castellana. No faltaron los más esperados: los carros Leopardo, los Pizarro, los RG-31 –el año pasado no desfilaron-, la UME –muy ovacionada- la infantería de Montaña y de Marina, la Patrulla Águila. También se vio en los cielos de Madrid cuatro unidades de Eurofighter, el caza más moderno del Ejército del Aire español. Era la primera vez que participaba en unas maniobras públicas, tras ser paralizada toda la flota tras el accidente que se cobró la vida de un militar saudí. La empresa fabricante, BAE Systems y EADS, dieron el visto bueno para su vuelo tras modificar algunas piezas del sistema de eyección del aparato, presunto causante de la muerte de Morón. El momento más especial fue el desfile de dos compañías del Tercio Duque de Alba, con sede en Ceuta. Por megafonía se anunció que en 2010 se conmemoraba el 90 aniversario del alistamiento del primer legionario. Tras pasar la zona de autoridades, los legionarios rompieron a cantar el himno de la legión. El público estalló en una sonora ovación a su paso. Estas son algunas de las anécdotas que dió la jornada: --Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz ‘popular’ en el Congreso, estuvo charlando muy animadamente durante los prolegómenos del desfile con la líder de UPyD Rosa Díez. --Mariano Rajoy llegó acompañado de su esposa y estuvo sentado justo al lado de José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, con quien charló en varias ocasiones. --Sonsoles Espinosa, esposa del presidente del Gobierno, se ausentó este año de la cita por causas desconocidas. --En un momento dado, el narrador que informaba de la marcha por megafonía tuvo un desliz: su micrófono quedó abierto y se le escuchó dando instrucciones a su ayudante. El Confidencial Digital pudo ver como Rajoy y Alonso tuvieron una mirada de complicidad y una sonrisa: a ambos les ha ocurrido lo mismo en varias ocasiones. --Los niños de la Casa Real, situados a pie de calle frente a la tribuna de autoridades, se mostraron alegres y participativos en todo momento. Faltaron las infantas Leonor y Sofía, muy pequeñas aún para la cita, y Froilán, que ya ha comenzado el curso en Inglaterra. --En uno de los balcones del edificio situado frente a la tribuna de autoridades, un hombre estuvo gritando mensajes contra Zapatero. Su privilegiada situación hacía que sus palabras fueran claramente audibles para los presentes. Llego incluso a llamar "cabrón" al presidente, y cuando el paracaidista que portaba la bandera estaba descendiendo gritó: "Zapatero, ojalá te caiga en la cabeza", desperando un leve murmullo en la tribuna de oficiales y en la de prensa.

 

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