En un acto en la Basílica San Juan de Dios de Granada

La Orden de Caballería de Alfonso XIII celebra la bendición de la corona de su patrona

La pieza lleva engarzados unos pendientes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia

Acto de la Orden de Caballería de Alfonso XIII
Acto de la Orden de Caballería de Alfonso XIII

El domingo 24 de junio se celebró la sagrada ceremonia canónica de Bendición, Unción, Consagración y Dedicación de la nueva de la Reina de los Mártires y Madre de la Iglesia, Patrona, Fundadora, Abogada y Protectora de varios estamentos, nobiliarios, académicos, monárquicos así como de las Fuerzas de Seguridad del Estado y Fuerzas Armadas.

La presidencia de autoridades asistentes al acto en la Basílica Papal Granatensis estuvo protocolariamente instituida por el  General de Brigada Subdirector de Doctrina Orgánica y Materiales,Juan Ramón Sabaté Aragonés, en representación del Teniente General Jefe del MADOC José Carrasco y Gabaldón, el Teniente Coronel de la Guardia Civil, Francisco Javier Arteaga y Manzano, en representación del Coronel Jefe de la Comandancia de Granada, entre otros invitados.

En el lado del evangelio en la presidencia del acto la ocuparon el Real Consejo de la Soberana e Imperial e Ínclita Orden Militar de Caballería de Alfonso XIII, revestidos de sus mantos y hábitos capitulares donde se distinguía la gran cruz flordiseada azul bordada sobre el mismo, con sus birretas y cordones de borlas, revistiendo de una solemnidad y esplendor al acto muy considerable.  A la cabeza de los caballeros su Gran-Canciller Frey José Liberto López de la Franca y Gallego, quien ostentaba la representación del Gran Maestre  y del Obispo-Prior Preconizado de la orden, acompañado a su derecha las Dignidades de la Orden de Caballería: el Lugarteniente General y Decano del Real Consejo y Vicepresidente Primero del Consejo General de las Reales Academias e Institutos de España Frey Raimundo Holgado y Cantalejo, a su izquierda el Vice Lugarteniente y  Vice Decano Frey Jorge L. Alió, a la izquierda del mismo, se situaba Xulio-César González y Álvarez, en representación de los caballeros neófitos, novicios y profesos,-uno de los mecenas de la hechura de la nueva corona- y Vicepresidente del Consejo General de las Reales Academias e Institutos de España.

La corona fue trasladada en su arca de protección y debidamente custodiada por fuertes medidas de seguridad por miembros de Fuerzas de Seguridad del Estado, -siguiendo indicaciones e instrucciones del Excmo. Sr. Subdelegado del Gobierno de España en Granada-. Siendo colocada momentos antes del acto litúrgico de sacralización circundada del acetre con agua bendita y del arca que contiene el Santo Crisma. La corona pendía simbólicamente una larga cinta de moaré con los colores de la bandera de la patria.

La ceremonia litúrgica fue oficiada Fray Juan José Hernández Torres, O.H., al término de la eucaristía, el celebrante tras el ceremonial propio para la bendición de la corona fue asperjada la misma con agua bendita.

Este acto litúrgico celebrado en Granada, será previo y preparatorio a la inminente Coronación Litúrgica de la Patrona del Consejo General de las Reales Academias e Institutos de España, en el que la Comisión Ejecutiva de la Coronación trabaja desde hace un bienio.

Por último, deseando poner valor auténtico a esta obra de arte cincelada sobre plata de ley, chapada en oro fino de 18 micras, con un peso exacto de cinco kilos: cuatro de plata y uno de oro. Tiene engarzadas la estimable cantidad de 1936 joyas: piedras preciosas de primer orden y auténticas de máxima pureza y refracción, unido al alto valor histórico de algunas de ellas por su noble e importante origen y procedencia: diamantes, esmeraldas, tanzanitas, perlas australianas barrocas, rubíes, amatrinos, topacios imperiales, amatistas, zafiros, topacios azules, aguamarinas, diamantes rosas, citrinos, verilos, esfaleritas, rosas de Francia ...  Dos mil tornillos pequeños de plata, con sus tuercas, esmaltes internos, sustentan los engastes de las piezas a la volumetría de la presea, sin contar las miles de horas de trabajo consagradas a la fastuosa e inédita corona, que no dejo a nadie de los asistentes indiferentes, creando un fuerte impacto sobre las autoridades asistentes.

Obra predilecta cincelada en su volumetría en el taller manchego de la población de Torralba de Calatrava, creada en la Orfebrería Orovio de la Torre.  Un par de pendientes grandes que pertenecieron a la Reina Victoria Eugenia y que adquirió la artista mexicana María Félix, son dos de las piezas más notables. En el eje interior de la corona pende una lanternetta de oro macizo, con varios topacios imperiales que soporta el eje central, donación de una persona de la realeza, que junto a unos pendientes de rosas talladas primorosamente sobre turquesas y engastados en oro, que pertenecieron a  la española más universal: Sara Montiel.  Ejercen todos –lanternetta y las rosas- de embellecedores de los tres puntos de desmontaje, unión y ensamble de la insigne y suntuosa obra de orfebrería.

 

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