Los príncipes Philippe y Matilda de Bélgica asisten a la procesión de la coronación
En Tongeren se celebraba el viernes uno de los desfiles típicos del lugar y la pareja quiso estar presente en el acto. Son unos días importantes para la ciudad más antigua de Bélgica, cuna del cristianismo en los Países Bajos y este año, por décimo novena vez, tienen lugar las fiestas de la coronación.
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Prevalece el orgullo de la nación y los habitantes de Tongeren se echan a la calle para participar en lo que ya se ha convertido en una tradición. Cuatro procesiones y cuatro juegos de noche que atraen a turistas y a representantes de la nación, como los herederos al trono, que también quisieron formar parte de la celebración.
A los príncipes se les vio relajados y acogidos por el gran público que allí se concentraba pero esta no ha sido una semana del todo buena para la familia real belga. Hace unos días algunos diarios flamencos se hacían eco de una encuesta realizada a una “muestra” de personas y un tercio de ellas aseguraban no estar de acuerdo con las contribuciones de los ciudadanos para la familia real.
La opinión de este pequeño porcentaje ha levantado la polémica y la opinión pública del país ha debatido sobre el peso de esta encuesta. ¿Es realmente algo significativo o solo una opinión de los menos conformistas con la realeza del país?
