Paola de Bélgica bautiza una fragata con el nombre de “Louise-Marie”, primera reina de los Belgas

Es la segunda fragata con nombre regio que posee la Armada Belga. La anterior, llamada Leopoldo I, fue botada el año pasado por la reina Fabiola.

El 22 de diciembre de 2005 Bélgica y los Países Bajos firmaron en Bruselas un contrato de compra de dos fragatas polivalentes de tipo M. El acuerdo fue firmado por el ministro de Defensa, André Flahaut, y el secretario de Estado holandés de Defensa, Cees van der Knaap. Los buques adquiridos por Bélgica fueron el F827 Karel Doorman y el F829 Willem van der Zaan. La primera de estas fragatas fue bautizada el 29 de marzo de 2007 por S.M. la reina Fabiola en la base naval de Zeebrugge, con el nombre de F930 Léopold I. La villa de Nivelles aceptó el apadrinamiento.

El martes 8 de abril, la F931 Louise-Marie, segunda de las fragatas adquiridas por la Marina de Guerra de Bélgica, ha sido bautizada en el puerto de Amberes por S.M. la reina Paola de los Belgas, esposa de Alberto II. Construida en 1989, se trata de una fragata multifuncional que puede ejecutar misiones diversas como lucha contra el terrorismo y mantenimiento del orden público, así como operaciones puntuales en crisis de todo tipo incluyendo la evacuación de personas al disponer de helicóptero. En el contrato de compra se incluyó un lote de piezas de recambio y munición, documentación técnica, mantenimiento planificado de uno de los navíos y la modificación del puente para poder embarcar helicópteros más pesados que el viejo “Alouette III”, como el nuevo NH90.

“Louise-Marie”, no es otra que la princesa Luisa María de Orleáns, hija mayor del rey Luis Felipe I de los Franceses y de la reina María Amelia, y fue la primera reina de los Belgas al casar en Compiègne en 1832 con el padre de la Bélgica independiente, el rey Leopoldo I, viudo de Carlota de Inglaterra. A pesar de su inicial rechazo a contraer matrimonio con quien le llevaba veintidós años, se sintió rápidamente seducida por la delicadeza de trato de su marido, y poco a poco fue ganándose el corazón de los belgas que le otorgaron el sobrenombre cariñoso de la “bien-aimée”: era muy caritativa y solía acudir personalmente a llevar sus limosnas y consuelo a las casas de los más necesitados. A su fallecimiento el 11 de octubre de 1850 su marido dijo de ella: “su muerte ha sido tan santa como su vida”. Bélgica no ha podido encontrar mejor nombre para esta pareja de fragatas.

Amadeo-Martín Rey y Cabieses

 

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